Tampoco deberá la poesía
salvarnos del dolor que no sentimos.
Nos dijeron de la transparente soledad
que nos salvaría de la vida.
¿Pero qué nos salva de misterio aquel
que a veces juega con nosotros,
que retuerce hasta lo más común de nuestros actos?
Antes o después que cualquiera de nosotros,
encontrarán las fieras del macabro bosque
a los que se apartaron deliberadamente del camino.